El Cañón de Ordesa en Huesca es uno de los lugares mágicos y más impresionantes de los Pirineos Aragoneses. Este valle lleno de vida es uno de los sitios preferidos para los aficionados a la naturaleza y a las actividades al aire libre, pero a su vez es una de las entradas hacia las altas montañas del Pirineo Central como el Monte Perdido, Añisclo o Cilindro de Marboré.
Si llegas al final del Cañón de Ordesa (aprox. 2 h caminando) encontrarás la Cola de Caballo, una cascada de agua que deja sin palabras al visitante, pero hasta llegar aquí pasarás por las gradas de Soaso y diferentes saltos de agua, bosques de abetos que entusiasmarán a todo viajero.
De vuelta a la civilización siempre puedes disfrutar de los agradables pueblos cercanos como Torla o Broto, de la gastronomía de la zona, o de sus gentes. El turismo sostenible encuentra el equilibrio en la zona y el Cañón o Valle de Ordesa es un obvio ejemplo de esto.
El Valle de Ordesa se puede visitar en cualquier época del año pero en verano no hay nieve y se recomienda para la práctica del senderismo y paseos por la naturaleza, sin embargo en invierno es una opción interesante para los alpinistas o montaneros más aguerridos y preparados.
En poco lugares del mundo la alta montaña está tan cerca de todos, aunque el Cañón de Ordesa está dentro del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y su acceso en verano está restringido a los vehículos, existe una red de autocares que té llevará desde el pueblo de Torla hasta el inicio del valle, de esa manera se consigue una mayor protección del frágil ecosistema.
Si te interesa el turismo rural o las actividades de ecoturismo como las rutas y senderismo , las salidas en BTT, las visitas culturales a los pueblos de la región, la observación de fauna y flora salvaje aquí es dónde tienes que venir, no dejes pasar la oportunidad.
Partimos desde el refugio de pastores del Cuello de Arenas (1.900 m) y tomamos el barranco de la Pardina en dirección noreste. A continuación, giramos a la izquierda en dirección este para adentrarnos a la “faja”. Una vez allí, la senda atraviesa un barranco por una zona un poco delicada hasta que llegamos a la confluencia con el cañón de Añisclo (1.780 m), donde la “faja” gira hacia el norte, circulando por lo alto de todo el cañón.