New York está comprendida por cinco distritos o comunas conocidos como boroughs. Cada uno de estos corresponde a un condado: Manhattan, Queens, Bronx, Brooklyn y Staten Island. De ellos se desprenden infinidad de atractivos, entre los que podemos destacar se encuentra el Puente de Brooklyn. Durante los primero tiempos se lo conocía como Puente de Nueva York y Brooklyn. Cuando se inauguró, allá por el año 1883, era el puente colgante más grande del mundo; luego se construiría, en 1889, el Forth Bridge cuya luz máxima es de 521 m. El puente de Brooklyn vincula los barrios de Manhattan y Brooklyn en la ciudad de Nueva York. Su magnánima construcción tranformaron al puente en un monumento urbano y, desde entonces, se ha convertido en uno de los símbolos más reconocibles de la ciudad de Nueva York.
La construcción del puente llevó trece años. Fue inaugurado en 1883. Las características principales fue la utilización curva de sus orondos cables de acero, que están suspendidos entre dos torres neogóticas, a más de 84 metros de altura. Evidencia un estilo gótico, que está determinado por los arcos de medio punto ubicado en las torres.
Pero además de ser una construcción urbana, durante muchos años, el puente de Brooklyn encarnó los deseos de un gran número de personas que veía en el puente la única vía posible para transformar su vida. Una vez que cruzaras el puente, se dejaría atrás Brooklyn y una nueva vida comenzaría en Manhattan, ése era el sueño de muchos.
Otra de sus principales particulares es que, a diferencia de otros puentes, el de Brooklyn está diseñado de tal manera, que incluye a los peatones y los ciclistas, que ingresan desde Centre Street y atraviesan el río Este por la pasadera central. Esta pasarela está construida por tablas de madera, que simula una gran alfombra roja. Las visitas que pueden apreciarse son hermosas. Pero además, puede cruzarse el puente a pie. Sin duda, cruzar este bellísimo puente, será una experiencia solemne.
